LA PRECARIZACIÓN DE LOS COSTUREROS DEL FÚTBOL

POR MATÍAS CISNEROS, MECÁNICO DEL TALLER SAN JOSÉ.

RA Intertrading confecciona las prendas de las principales marcas deportivas. Produce entre 400 y 500 camisetas por día, pero a sus trabajadorxs les paga salarios de miseria y lxs despide cuando intentan organizarse.

RA Intertrading es una fábrica textil del barrio de Lugano que cuenta con 900 trabajadorxs. La planta se encuentra en conflicto por aumento salarial y en defensa de los puestos de trabajo. Los empleados cobran 200 pesos la hora, con salarios básicos de 35 mil, mientras que las camisetas que ellos confeccionan se venden al público a 17 mil pesos.

El destino de esta industria no es sólo local, ya que los bajísimos costos de producción también le permiten un gran rendimiento en la exportación: Nike, Adidas, Kappa, La Selección Argentina, Boca, River y San Lorenzo, son algunas de las empresas o clubes para los que producen.

Condiciones laborales.

Los obreros trabajan 9 horas diarias y solo tienen 10 minutos para desayunar y 20 para almorzar. La planta cuenta con apenas 4 baños para los casi mil trabajadorxs. Los malos tratos son constantes. Es normal que los encargados se manejen con mensajes despectivos y se burlen de sus empleadxs, tratándolos de vagos.

En el último tiempo, la empresa cambió el método de trabajo, aumentando la producción en un 45%. Pero las exigencias traen aparejadas serios problemas físicos en los trabajadores, sobre todo en los hombros y brazos. Afecciones como la tendinitis son moneda corriente dentro de la fábrica.

Lxs obrerxs aguantan el dolor para no perder los premios de producción. Según cuentan los trabajadores, ya han muerto varios compañeros de cáncer por no ir al médico y poder cumplir con el objetivo que les exige la empresa.

Cuando un obrero contrae una dolencia, la empresa no se hace cargo y le echa culpas a la ART, que reubica a los trabajadores en tareas más livianas. Cuando esto ocurre, el trato de “vago” por parte de los encargados se intensifica. La política que desarrolla la patronal es forzar la renuncia mediante el hostigamiento.

El sindicato Soiva juega abiertamente para la empresa. Aparece poco en la planta y retacea la elección de delegadxs. Por la cantidad de obrerxs deberían haber 10 o 12, cuando sólo hay 5. Actualmente retrasan los comicios para darle margen a la empresa de despedir a los actuales haciéndole vencer los fueros.

Salarios de hambre.

El reclamo salarial está sustentado en 2 argumentos muy fuertes. El primero es que el resto de la industria gana entre 400 y 500 pesos la hora de trabajo, es decir el doble que ellxs. El segundo es que el rendimiento de la empresa en términos de ganancias es millonario.

Para fortalecer la organización se ha elegido una comisión de reclamos que complementa a los delegadxs, y da la posibilidad de organizar y tener presencia en todos los sectores de trabajo. A partir de ellos, el reclamo salarial viene respaldado por asambleas generales de fábrica con los delegados y la comisión de reclamos a la cabeza. Antes de este conflicto no había asambleas.

Además, los paros que organizaron ante la negativa de la empresa a atender el reclamo salarial, fueron complementados por cortes de calle.

Los despidos a dos delegados, tres obreros de la comisión de reclamos y uno de base se inscriben en la represalia patronal. A su vez la empresa ha implementado 30 suspensiones para amedrentar a la organización fabril. En respuesta a ello, tuvo lugar una importante movilización al Ministerio de Trabajo, donde estaba cajoneado el reclamo salarial y el de reincorporación de los compañeros. Por esta movilización obtuvieron una audiencia la próxima semana.

Marco internacional

La producción de confecciones textiles tiene un desarrollo en países como Pakistán, Bangladesh, India, Tailandia, China y sus barcos factoría. La fuerza de trabajo se desenvuelve en un cuadro de semiexclavitud, con condiciones laborales pésimas y total exención de impuestos.

En Bangladesh se desató una rebelión popular por el derrumbe de un edificio de 8 pisos donde funcionaba un mega taller de confecciones. El método de barcos factoría sirve para evadir los impuestos y proveer con elevadas ganancias a mercados de EEUU y Europa. Quienes tercerizan a estas estructuras laborales precarias son las marcas líderes del mundo en indumentaria deportiva.

En nuestro país, esta industria se apoya en una masa de talleres de trabajo precario o clandestino y en el trabajo domiciliario, empleando a trabajadores de las comunidades bolivianas, paraguayas y de argentinos oriundos de las provincias del interior. Pero también existen grandes empresas –como RA- que combinan esa condición laboral precaria con los métodos de producción a gran escala.

Soiva, AOT y Setia son algunos de los sindicatos que dividen a la masa trabajadora y obstaculizan la organización en sociedad con los empresarios.

Hace ocho años, en un taller en Pompeya donde se confeccionan las medias Elemento, los inhumanos ritmos de producción llevaron a una encargada a prenderse fuego en medio de la planta. La conmoción que produjo este hecho fue el disparador para la organización de un taller de capitales coreanos que trabaja para líneas como Awada.

Hace 5 años, la empresa Tessicot-Sedamil, ubicada en el barrio de Chacarita -con plantas en Chubut- desmontó sus instalaciones porteñas para derrotar la organización fabril que reclamaba contra los despidos y por aumento salarial.

En la movilización al ministerio de Trabajo, hablamos con el compañero Roger Mamani, uno de los delegados despedidos de RA., quien nos agradeció el apoyo y se refirió a la organización sindical en el subte: “Saludo a la organización de los obreros subterráneos. Envidio lo que han sabido construir. Lo que a nosotros todavía nos falta”.

La solidaridad entre la clase obrera es fundamental, en medio de una situación que hunde a los trabajadores en salarios de miseria y derrumba los puestos de trabajo. Por la unidad de clase contra las patronales. Viva la lucha de los obreros textiles RA Intertrading.

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