26 DE JULIO 1953. FIDEL CASTRO: LA HISTORIA ME ABSOLVERÁ

Fidel Castro fotografiado debajo de un retrato de José Martí, cuyas ideas fueron centrales para el líder de la Generación del Centenario.

Luego del fracaso del intento de toma al cuartel Moncada se desata una furiosa represión. Fidel Castro escapa, pero finalmente es detenido y enjuiciado. A continuación, los párrafos finales de su célebre alegato que luego se convertirá en el programa de la Revolución cubana de 1959.

“Termino mi defensa, no lo haré como hacen 
siempre todos los letrados, pidiendo la libertad del 
defendido; no puedo pedirla cuando mis compañeros 
están sufriendo ya en Isla de Pinos ignominiosa 
prisión. Enviadme junto a ellos a compartir su suerte, 
es inconcebible que los hombres honrados estén 
muertos o presos en una república donde está de 
presidente un criminal y un ladrón.

A los señores magistrados, mi sincera gratitud 

por haberme permitido expresarme libremente, 
sin mezquinas coacciones; no os guardo rencor, 
reconozco que en ciertos aspectos habéis sido 
humanos y sé que el presidente de este tribunal, 
hombre de limpia vida, no puede disimular su 
repugnancia por el estado de cosas reinantes que 
lo obliga a dictar un fallo injusto. Queda todavía 
a la Audiencia un problema más grave; ahí están 
las causas iniciadas por los setenta asesinatos, es 
decir, la mayor masacre que hemos conocido; los 
culpables siguen libres con un arma en la mano que 
es amenaza perenne para la vida de los ciudadanos; si 
no cae sobre ellos todo el peso de la ley, por cobardía 
o porque se lo impidan, y no renuncian en pleno 
todos los magistrados, me apiado de vuestras honras 
y compadezco la mancha sin precedentes que caerá 
sobre el Poder Judicial.

En cuanto a mí, sé que la cárcel será dura como no 

la ha sido nunca para nadie, preñada de amenazas, de 
ruin y cobarde ensañamiento, pero no la temo, como 
no temo la furia del tirano miserable que arrancó la 
vida a setenta hermanos míos. Condenadme, no 
importa, la Historia me absolverá.”