Subte 1980: “Hicimos la revista El Túnel para resistir y organizar”
Por Andrea Salmini, boletera línea B
En junio de 1980 los trabajadores del subte de la línea B escribieron, ilustraron, editaron y distribuyeron la revista cultural El Túnel. Fue la primera. El tema central era la defensa de las 6 horas, la insalubridad y el salario. Tenía el objetivo de mantener la relación con los compañeros de diferentes líneas, tender puentes y reconstruir la organización gremial que había sufrido la baja de varios referentes. Durante 1979, los trabajadores del subte habían sido protagonistas de grandes huelgas, las habián ganado pero sus dirigentes habían sido despedidos. Acoplando entrevistó a Eddie Barrionuevo, ex conductor de la línea B y uno de sus editores. A continuación las definiciones más importantes.
“Editamos El Túnel a comienzos de 1980. Veníamos de ganar dos huelgas en octubre de 1979. Una fue por aumento de salario, y otra por la libertad de Germán Valdivieso, que había dirigido la huelga y fue llevado detenido. A Germán lo liberaron, pero lo echaron al poco tiempo y entonces los triunfos se transformaron en derrota. Habíamos perdido a un caudillo, a un dirigente. Desde ese momento había que ser muy cauteloso. Empezamos a articular una forma más clandestina. Eramos tres o cuatro de la línea B. Nos reuníamos en las casas, Tano Fornassiero, venía de Italia anarquista, el Polaco, Borja, Maidana y algunos compañeros activisitas sin experiencia. Ninguno de nosotros era el dirigente que podía reemplazar a Germán. Yo entré en el 78 y estuve bajo el ala de Germán. No tuve tiempo de convertirme en dirigente”.
“Decidimos hacer una revista cultural, sindical, social. De propaganga: El Túnel. Escribíamos todos. Eramos casi todos de la B. Tuvo mucho éxito, en la línea B hasta la cobrábamos. Yo dibujaba y escribía. Editamos 400 revistas. Se agotó rápidamente. La tapa la volanteábamos y llegó a todas las líneas. El tema central era la defensa de las 6 horas y el salario. Y la defensa de la organización Interlíneas”.
“Habían pasado tres días desde que la empezamos a repartir. Llegué conduciendo a Pueyrredón y me avisaron que tenía que presentarme en jefatura. En la sede central de la empresa en Bartolomé Mitre, me atendió el interventor militar, Córdoba. Me mostró el volante y me preguntó si lo había hecho yo. Le contesté que estaba de acuerdo con el contenido y me amenazó, me dijo que iba a aparecer en un zanjón. Lo interrumpió un colimba avisándole que había problemas, desperfectos en la línea B y en la A. Sonaban los teléfonos y anunciaban más desperfectos En ese momento se dió cuenta que no era una casualidad. Que era porque me había citado ahí y me llaman un taxi y me mandan de vuelta a tomar servicio a Pueyrredón”.
“Al poco tiempo nos echan a Tano Fornassiero al Polaco y a mí. Simultáneamente la empresa decretó un aumento salarial del 40%. Nosotros convocamos en nuestra defensa, y hasta intentamos provocar un conflicto arrojando gamexane, pero no hubo respuesta de los compañeros. Convocamos a una asamblea el sábado siguiente y fueron 2 o 3 compañeros. Nos dimos cuenta que no daba la situación política para reaccionar. El ambiente era muy jodido, no había ánimo de resistir, los milicos tenían nuestras fotos en los accesos, los compañeros tenían miedo por nosotros y por todos. Esperamos 15 días y fuimos a cobrar. Nos prometimos que si el primero que iba a cobrar no volvía lo llamábamos a Luis Zamora, el abogado de derechos humanos”.