SEIS MESES DE CONFLICTO EN TESLA SUECIA, LA COMPANIA DE ELON MUSK

Santiago Lecuna, Peón y Delegado , Línea A

Ante otro aniversario del Día Internacional del Trabajador, un largo conflicto en Suecia entre mecánicos de Tesla y Elon Musk pone la atención en el tipo de modelo laboral. Hoy como hace más de cien años los trabajadores luchan para poder regular las condiciones de trabajo, mientras las patronales se empeñan en minimizar la intervención de las organizaciones obreras.

EL MODELO LABORAL SUECO

Este sábado se cumplieron seis meses de conflicto en los talleres de Tesla en Suecia. A raíz de la negativa de la firma de Elon Musk de firmar el convenio colectivo de trabajo, el sindicato metalúrgico If Metall comenzó las medidas de fuerza. En Suecia no hay leyes universales que regulen la relación entre capital y trabajo. Sí existe una tradición casi centenaria donde, a través de convenios colectivos de trabajo, empleados y empleadores se ponen de acuerdo en el salario, la jornada laboral y las condiciones de trabajo. Esa tradición es general en el país nórdico. Nueve de cada diez trabajadores está bajo convenio. El rechazo a esa tradición del estadounidense Musk detonó el conflicto.

Gracias a esa negociación colectiva, contemplada en la constitución sueca, los trabajadores tienen garantizado un conjunto de derechos, como la estabilidad laboral. Una vez que sindicatos y patronales llegan a un acuerdo en el convenio colectivo, se asegura la paz social. Eso hace que las huelgas sean muy poco frecuentes. Y cuando sucede, son extensas porque lo que está en juego es un mecanismo que los trabajadores están interesados en mantener. Es la mejor manera que encontraron las organizaciones obreras de ese país para poder lograr mejoras. Son las reglas del juego que, aun en manteniendo la asimétrica relación capital- trabajo, lograron sociedades más justas o, al menos, sin desigualdades abismales.

Los trabajadores y sus organizaciones lograron un piso de derechos, con marchas y contra marchas, que se remontan al siglo XIX. Ante un nuevo 1 de mayo, no podemos dejar de mencionar esa fecha fundacional dentro del calendario de la clase obrera mundial. Porque justamente es un ejemplo de como la clase trabajadora logró incorporar mejoras para si misma en las legislaciones del mundo. Lo cual, además de la mejora concreta, significó el reconocimiento legal de las asociaciones sindicales.

EL 1 DE MAYO , POR LA JORNADA LABORAL Y POR EL RECONOCIMIENTO LEGAL

Fue en 1886 que miles de trabajadores estadounidense pararon y marcharon para reducir la jornada laboral, en un mundo donde en las fábricas trabajaban hasta 14 horas diarias. Los llamados Mártires de Chicago fueron ocho trabajadores condenados sin pruebas fehacientes en su contra. Las movilizaciones por las 8 horas tuvieron su epicentro en Chicago, Estados Unidos. En una de las concentraciones murió un obrero por disturbios entre trabajadores y policías. En el masivo funeral del obrero fallecido, hubo una explosión que dejó más de 30 muertos y más de 100 heridos. El proceso judicial que sentenció a la horca y a cadena perpetua a los Mártires de Chicago fue por la supuesta responsabilidad de esa explosión. El juicio estuvo plagado de irregularidades e inconsistencias. Tamaña injusticia no se limitó a la indignación, sino que motorizó la solidaridad internacional.

El Congreso de la Segunda Internacional Socialista de 1889, que reunía a importantes organizaciones sindicales y políticas del movimiento obrero de la época, decidió que el 1 de mayo sea reconocido como el Día Internacional de los Trabajadores. Paulatinamente, la jornada laboral de 8 horas se fue integrando a la legislación de los países de todo el mundo. El reclamo obrero fue reconocido. Además de conquistas concretas, se logró el reconocimiento de las organizaciones de trabajadores como un actor político cuyas demandas pueden ser aceptadas por los estados y las patronales. Con sangre, sudor y lágrimas las organizaciones del movimiento obrero fueron legalizadas. Es esto lo que multimillonarios como Musk quieren romper o terminar de romper.

SOLIDARIDAD NACIONAL E INTERNACIONAL

La medida que se inició en los Talleres de Tesla Suecia, donde parte de los 127 operarios están de huelga, no se acota a los mecánicos. Los carteros no reparten la correspondencia, medio por el que se entregan repuestos y matrículas. No se atienden sus estaciones de carga. Tampoco se limpian las instalaciones de la empresa o se tira la basura. La solidaridad se extendió a nivel internacional. Federaciones obreras y sindicatos de Noruega, Dinamarca y Finlandia también están de paro en apoyo a los trabajadores mecánicos suecos. No se descargan autos eléctricos en ningún puerto escandinavo.

La solidaridad internacional hizo que los coches eléctricos tengan que recorrer miles de kilómetros en camiones para poder llegar a Suecia. Los camiones son a combustión, lo que vuelve irracional el fin de sustentabilidad que persigue Tesla. Pero es difícil hablar de racionalidad en este conflicto. Que los 127 mecánicos pasen a estar bajo convenio no significa una inversión desmesurada para Musk. Pareciera que la intransigente posición patronal contra los convenios no se basa en el gasto que pueden suponer, sino que apunta a desregularizar el modelo laboral sueco. Es decir, que se elimine la mediación sindical y que cada empresa decida unilateralmente las condiciones de trabajo.

If Metall, que reúne 300 mil afiliados en todo Suecia, mantiene la guardia en alto. Cuestionar la negociación colectiva, aunque sea en una firma con algo más de cien mecánicos, significa cuestionar los derechos que la clase trabajadora sueca consiguió a través de los convenios colectivos de trabajo. Por eso la mancomunion nacional e internacional. Después de todo, la solidaridad de los trabajadores daneses, noruegos y finlandeses como de los suecos que no trabajan en Tesla es también para defenderse ellos mismos. En Dinamarca el 80% de la masa trabajadora está bajo convenio. Se trata de una pelea por el tipo de relación laboral. Por si los trabajadores van a tener herramientas o no para defenderse de la autoridad de la empresa. Hace más de 100 años los trabajadores supieron lograr esas herramientas. Eso permitió una sociedad más democrática. Una vida más digna de ser vivida. El movimiento obrero argentino, con sus más y sus menos pero siempre como factor de progreso y de modernidad, tiene que revalidar esas herramientas logradas. Este Día Internacional de los Trabajadores toca hacerlo en la calle.

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