QUE SEA LEY. LO PERSONAL ES POLÍTICO
POR MAGALÍ AGUIRRE. TRABAJADORA DEL SUBTE. CONDUCTORA DE LA LÍNEA E.
Mi hijo es la materialización de mi derecho a decidir. Yo elegí ser madre a los 35, fue mi deseo transitar esta aventura de la maternidad. El día de la foto, llegamos al Congreso y sentí que antes de juntarme con mis compañeras necesitaba caminar un poco entre todas esas mujeres, necesitaba recordar a esa mujer de 20 años que sintió que no era el momento para la maternidad. Necesitaba empezar a recordar algo que había borrado de mi mente, en defensa propia. Necesitaba llorar y gritar ese silencio. Esa mujer que estaba empezando una carrera universitaria, que recién cambiaba de trabajo, que tenía una familia que la apoyaba incondicionalmente y un par de ahorros para irse de vacaciones qué finalmente usó para un aborto clandestino. No fue una decisión fácil, yo no quería ser madre pero no quería morir por mi decisión. El miedo me invadía, y me acompañó en silencio todo ese viaje en tren hasta Ramos Mejía y las cuadras que caminamos después, siempre de la mano de mi vieja… y el miedo cada vez más intenso, se convertía en terror… y si algo sale mal? Y si termino en un hospital o en cana? Y si la meten presa a mi mamá por acompañarme? Y si después, cuando lo desee, no puedo tener hijxs por las secuelas? La muerte era solo uno de varios finales horribles posibles. El miedo a la esterilidad por una práctica mal hecha me acompañó, en silencio, los siguientes 15 años. Deje a mi mamá en la “sala de espera” de una casa antigua, y entre. Todo parecía limpio, la señora me dijo que me acueste, me puso un suero y me dormí. No se cuanto tiempo estuve ahí adentro, cuando me desperté ya todo había pasado. Me levante y salí. Siempre en silencio. Siempre mi vieja ahí. Nos fuimos. Tuve suerte, no me pasó nada. Sobreviví. El recuerdo mas inmediato que tengo después de esto, es mi hermana de la vida abrazándome, llorando y recordándome que ya había pasado, y no me paso nada, estaba viva. Claramente, El miedo no era solo mío. El silencio me acompañó hasta ahora. Y es ahora cuando ya no me quiero callar mas, no nos callamos mas. Hace varios meses, cuando todavía estaba embarazada, una de mis amigas me preguntó cómo estaba transitando la gestación después de haber pasado por un aborto clandestino… yo estuve siempre segura de que fue la mejor decisión para mi en ese momento, nunca me arrepentí, solo me quedó el miedo de tener secuelas que no me permitieran ser madre cuando lo deseara, y el miedo a enfrentar a una sociedad hipócrita y machista y a un sistema que criminaliza nuestra autonomía. Algo se repite sistemáticamente en mi relato, y en como ordene en mi cabeza los recuerdos de ese episodio… el silencio y el miedo. Lo personal es político, es una frase del feminismo de los 70, y que hace unos dias viene a mi, una y otra vez… Esta es, quizás, la pelea mas personal que pueda dar contra este sistema que excluye, la mas personal de todas mis discusiones de clase, la que me identifica como mujer y la que me definió feminista. Yo tuve suerte, pude pagarlo y sobrevivi, muchas, miles de mujeres mueren en la mas horrible indignidad, mueren desangradas, mueren de septicemias, mueren por pobres, mueren maltratadas e invisibilizadas por un Estado que todos los dias las excluye y no se cansa de excluirlas ni siquiera en la muerte. El aborto existe, las mujeres abortamos, a pesar de su moral, de sus opiniones y de sus religiones, pero las que se mueren son las que no pueden pagar algo “un poco mas seguro” que una aguja de tejer o una rama de perejil. Frente a esta realidad la discusión es política, la discusión es de clase, por eso hablamos de derechos, porque los derechos reparan las desigualdades, por eso hablamos de salud publica. Estamos dando esta discusión, estamos peleando este derecho para que no sigan muriendo mujeres por abortos clandestinos, para que ninguna mujer sienta ese miedo y ese silencio que yo sentí, para que seamos libres y podamos ejercer nuestro derecho mas fundamental que es el de decidir sobre nuestros cuerpos y nuestras vidas. Por todas nosotras, por mi. Educación sexual para decidir, anticonceptivos para no abortar, aborto legal seguro y gratuito para no morir.
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