MULTIMILLONARIOS PIDEN PAGAR MÁS IMPUESTOS

POR SANTIAGO LECUNA, DELEGADO, PEÓN DE LA LÍNEA A

250 multimillonarios firmaron una carta exigiendo que los estados les cobren impuestos para combatir la desigualdad económica. El escrito comienza preguntándose: “¿Cuándo gravarán la riqueza extrema? Si los representantes electos de las principales economías del mundo no toman medidas para abordar el dramático aumento de la desigualdad económica, las consecuencias seguirán siendo catastróficas para la sociedad.” Entre los firmantes está la heredera de Disney, Abigail Disney; Brian Cox, actor en la serie Succession; y la heredera de los Rockefeller, Valerie Rockefeller.

Brian Cox, protagonista de la serie Succession.

Que le cobren más impuestos a los ricos.

En el escrito explican que: “Nuestra petición es simple: les pedimos que nos cobren impuestos a nosotros, los más ricos de la sociedad. Esto no alterará fundamentalmente nuestro nivel de vida, ni privará a nuestros niños, ni dañará el crecimiento económico de nuestras naciones. Pero convertirá la riqueza privada extrema e improductiva en una inversión para nuestro futuro democrático común. “A su vez sostienen que: “La desigualdad ha llegado a un punto de inflexión y su costo para nuestro riesgo de estabilidad económica, social y ecológica es grave y aumenta cada día”.

La petición de los supericos sorprende por su sinceridad. La desigualdad económica es de tal magnitud que sus consecuencias sociales, ambientales, sanitarias, etc toca la puerta de sus mansiones en sus barrios supervigilados y exclusivos. También admiten que el pedido para que graven su fortuna no va a alterar su nivel de vida ni tampoco va a dañar el crecimiento económico de las naciones. Por lo tanto, le exigen a los estados que les cobren más impuestos y que esa renta tenga como fin el interés social. Es decir, que se fortalezca el sistema público de salud, que ayude a reducir el costo de vida de los trabajadores, que mejore la calidad educativa pública y que favorezca las políticas ambientales, entre otros puntos que describen en la carta.

Señalan cómo y cuál tiene que ser el mecanismo por el que deban pagar más impuestos: “La solución a esto no puede encontrarse en donaciones puntuales ni en la filantropía; La acción individual no puede corregir el colosal desequilibrio actual. Necesitamos que nuestros gobiernos y nuestros líderes lideren. Por eso acudimos nuevamente a ustedes con el pedido urgente de que actúen, unilateralmente a nivel nacional y juntos en el escenario internacional.” Es decir que los organismos públicos deben diseñar las políticas públicas acordes para gravar las fortunas más grandes y que dicha política pública debe contemplar la distribución de esa riqueza hacia los sectores de la sociedad que lo requieran.

En Argentina no se consigue.

No los mueve ningún ideal de una sociedad más justa. Sin embargo, contrasta con la postura de otros millonarios, como los empresarios del mundo digital Jeff Bezos y Elon Musk, enfrascados en la farónica disputa por quién llega primero a la luna. Lo que sería entretenido si no fuera obsceno porque grafica el acho de la grieta entre la fracción más rica y la más pobre de la población mundial. Y también es un contraste con la clase dominante local. Los archimillonarios argentinos parecen más preocupados en eludir todo tipo de regulación. O mejor dicho, preocupados en buscar todo tipo de regulación que los beneficie sin tener en cuenta el contexto que los rodea.

Ejemplo cabal es Marcos Galperín, CEO y fundador de Mercado Libre. Abanderado del libre mercado, defensor a ultranza del DNU desregularizador de Milei. Esta empresa se benefició notablemente de una regulación estatal que fue clave para Mercado Libre. Se trata de la Ley de Productores de Software y Servicios Informáticos sancionada en 2007 por la que Mercado Libre tuvo una bonificación del 70% en las contribuciones patronales y del 60% de del impuesto a las ganancias. Es decir, fue subsidiada por el Estado nacional. Y lo sigue siendo a través de la actual ley de Economía del Conocimiento. Mercado Libre durante años estuvo registrada como Sociedad de Responsabilidad Limitada al igual que comercios pequeños y medianos. La misma empresa de Galperin es la que echó, en 2011, a Elina Escudero, Leandro Salinas y Yanina Arellano luego de que intentaron convocar a elecciones y postularse como delegados de base dentro del Sindicato de Empleados de Comercio. En ese momento cobraban un 26% menos que el salario mínimo vital y móvil, eran obligados a trabajar horas extras y durante los feriados, más un sábado y domingo por mes sin remuneraciones adicionales. Y, por supuesto, no podían ejercer su derecho a la organización gremial para mejorar sus condiciones de trabajo y de vida.

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