Por Ernesto, tráfico línea B
Cuando era un niño de menos de diez años recuerdo haber ido al cine a ver Volver al futuro con mi mamá. Quede fascinado, hasta ese momento la
Idea de viajar en el tiempo no había llegado a mi.  Imaginarme las enormes posibilidades que se abrían al poder modificar el pasado para transformar el futuro. En esa época de gobierno Alfonsinista, caras pintadas, saqueos e hiperinflación el futuro para un niño de 10 años era incierto. Quería ganarme el prode (para ayudar a mis papas y comprarme una patineta).
En ese época también había otros queriendo modificar el futuro. Un movimiento de trabajadores y trabajadoras. Que incluía a mi familia, vecinos y muchos de los que luego serían mis camaradas. A esa época nos traslada el primer viaje en el tiempo que nos propone Kike Ferrari en su última novela titulada Todos Nosotros.
Una incipiente década del noventa, con su falta de empleo, pérdida de derechos y cervezas. Una época de jóvenes con ideales, bandas de punk demasiado numerosas y demasiado punks. Nos traslada al núcleo de las discusiones políticas de una época pos Unión Soviética en un partido obrero del culo del mundo.
Y también nos deja una pregunta: ¿qué no harías por un amigo?
Kike Ferrari trabaja en la línea B del subte de Buenos Aires. Todos Nosotros es su última novela.

En el segundo viaje en el tiempo que nos propone Ferrari, nos obliga a pensar en la historia, en la de todos nosotros, tratando de buscar el momento exacto que cambiaría el futuro. El momento que Nos daría aunque sea una chance como humanidad. La pregunta se responde en la novela tanto para los protagonistas, como para mí y creo también para Kike.
El autor en la novela lejos de querer ganarse el prode nos deja la mosca jodiendo en la oreja con dos certezas  La primera es que nosotros no somos ellos ni queremos serlo.
Y la segunda es que mirando el pasado se construye el futuro. Aún sin tener una máquina del tiempo.