REBELDES DEL FÚTBOL

POR DANIEL MANGIALAVORI – CONDUCTOR LÍNEA E

Eric Cantona presenta esta serie sobre historias de jugadores de fútbol. Historias fuera del foco del negocio multimillonario. Historias de protagonistas que, en sus momentos y contextos diferentes, priorizaron valores, amores, principios, e ideas por encima de la maquinaria del sistema.

Ser un ídolo no debe impedir mirar la realidad de frente. Ser un hombre es más importante que ser un campeón” dice el ex jugador y estrella de la selección francesa, quien fue y es también un rebelde del fútbol. Un hombre que siempre expresó rechazo al negocio montado sobre el deporte, fue compañero de Maradona en el Sindicato Mundial de Jugadores y hasta le dió una patada voladora en pleno partido a un espectador racista que lo había estado insultando desde la tribuna, acción que le valió una suspensión de 9 meses en las canchas y 120 horas de servicios comunitarios.

Entre los Rebeldes, la serie incluye al argentino Claudio Tamburrini, arquero de Almagro en los ‘70. Tamburrini fue secuestrado cuando volvía de un entrenamiento por la dictadura militar de Videla y estuvo encerrado en el Centro Clandestino Mansión Seré, del que escapó junto con otros cautivos, protagonizando una fuga de película, literal. En este capítulo, además de la palabra del propio ex jugador, pueden conocerse detalles íntimos de lo que significó para él y su familia aquel hecho; entre otras cosas, la dualidad de querer que Argentina gane el Mundial ‘78 pero a su vez querer que pierda para que la Dictadura no aproveche el triunfo deportivo.

Afonsinho, figura del Botafogo de los años ‘60, encabezó una victoria fundamental en los derechos del futbolista como trabajador: la conquista del pase libre. En esos tiempos en Brasil, cuando un jugador firmaba su primer contrato profesional con algún club, éste lo ligaba a la institución aún después del vencimiento del contrato, obligándolo a seguir jugando en el mismo equipo. La rebeldía también se dejaba ver en su espesa barba “guerrillera”, por la cual no fue llevado a la selección por Mario Zagallo, y en la conciencia de formarse fuera del campo de juego, al recibirse de médico. “Un jugador de fútbol tiene una responsabilidad con la sociedad. No está aislado, aunque tenga una condición de vida mejor en un determinado momento“, se lo escucha decir en su capítulo, rodeado de niños y niñas humildes que asisten a su escuela de fútbol.

A principios de la década del ‘90, en plena guerra de desintegración de Yugoslavia, el ex futbolista bosnio Predag Pasic, abrió una escuela de futbol en Sarajevo (su nombre: “Bubamara”, es una palabra identificada en los Balcanes con fiesta y música popular y cuyo significado literal es para un insecto, la mariquita ). Por aquel entonces, Pasic tuvo la oportunidad de trabajar en Alemania (donde había jugado gran parte de su carrera) y estar a resguardo tanto él como su familia de los horrores de un conflicto bélico. Sin embargo se quedó en su ciudad, ayudando a los niños a despejar sus cabezas aunque sea unas horas del clima de violencia, en un espacio donde continuaron conviviendo chicas y chicos croatas, bosnios y serbios, tal como era en Sarajevo antes de la guerra.

Otra historia impactante es la de Didier Drogba. El delantero marfileño que brilló en el fútbol inglés, jugó un papel importante en la política de su país en un momento en que estaba a punto de estallar una guerra civil. Drogba se mantuvo neutral en medio de las disputas políticas, a pesar de pertenecer a una familia claramente identificada con uno de los bandos. En 2005, mientras festejaba en el vestuario con sus compañeros la clasificación a la Copa del Mundo del año siguiente, lanzó un llamado al pueblo marfileño en pos de la unidad nacional, la convivencia y una salida electoral al problema que se estaba resolviendo militarmente. Encarnó un mensaje de paz y unidad cuando los dirigentes del país estaban más interesados por la guerra. En 2006 ganó el Balón de Oro y fue a presentar su premio no sólo a Abiyán, su ciudad natal y mayor centro urbano del país, sino también a Bouake, que era la ciudad principal de la zona separatista. Esto fue interpretado como un gesto simbólico de unidad que fue muy bien recibido por todo el pueblo de ese país.

A lo largo de 10 capítulos, la serie, que puede verse en Youtube, recorre estas y otras historias, como la del brasileño Socrates, el chileno Carlos Caszely, el italiano Cristiano Lucarelli y la palestina Honey Thaljieh; e invita a pensar acerca de las infinitas maneras y espacios en que las personas expresan una respuesta a una realidad que las oprime. Existen rebeldes del fútbol porque existen rebeldes que día a día, en la vida, se proponen aportar a favor de una sociedad más justa, igualitaria y humana.

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