NIÑAS, NO MADRES
POR JÉSICA CAMPOS. TRABAJADORA DEL SUBTE. BOLETERA LÍNEA D.
A principio de mes, salió esta nota en el diario Página/12:
Voy a intentar ser lo más objetiva posible, aunque la falta de empatía y humanidad, además de la impunidad y revictimización que se observa en estos casos, me resultan francamente insoportable.
Acá la legislación es muy clara: el aborto es no punible, y existe un Protocolo del que ya hablé anteriormente. Las personas a las que se refiere la nota, más que brindando en un baby shower, deberían comparecer ante un juzgado.
Mariana Carabajal es una gran referenta, por eso dejaré que ella describa la situación, y cito:
«El “baby shower” fue parte de una trama espesa que naturaliza los embarazos infantiles en una provincia declarada por decreto “pro-vida”, que no tiene protocolo de ILE ni adhirió a la ley de creación del Programa Nacional de Educación Sexual Integral, donde un mediático ginecólogo y obstetra, referente del movimiento “pro-vida” local, responsabiliza a la niña por no “haberse resistido” a los abusos por falta de educación —y habla de que las mujeres nacen con “instinto maternal”—, y el juez de Instrucción y Correccional de Monte Caseros afirma que “fue seducida” por el imputado. ¿Quién piensa a la niña como niña?»
Varias cosas para destacar en un sólo párrafo. De nuevo una Institución que se cree dueña de la “Verdad” y vulnera derechos humanos en nombre de su Dios. De nuevo esta idea del destino natural de la mujer (definida por tener útero) que tiene como único objetivo reproducir a la especie, incluso a costa de su propia vida. De nuevo vemos una normativa ya vigente que se viola, y una infancia hecha pedazos.
El título de este artículo es en realidad el título de una campaña, al día de hoy más que necesaria, sobre todo en América Latina y el Caribe, porque es la única región del mundo donde la tasa de embarazo en niñas menores de 15 años no para de crecer. La mayoría de estos embarazos son resultado de violaciones sexuales perpetuadas por miembros de la familia u hombres cercanos. Si a esto sumamos que tenemos algunas de las leyes más restrictivas en cuanto al aborto, entonces el panorama es aún más complicado, y eso que todavía no mencioné el impacto negativo que implica llevar a término un embarazo producto de una violación. No sólo afecta la salud mental, física y social de las niñas (esta última se refleja en la deserción escolar, por ejemplo), sino que también existen altos riesgos de mortalidad materna, ansiedad, depresión, trastorno de estrés postraumático, y suicidio.
Empecé con una nota de Página/12, pero lamento decir que no hay casos aislados. Es necesario hacer hincapié en la falta o, peor aún, en la negativa, de dar información en la que parecen refugiarse todos aquellos que levantan los carteles y escriben con una letra furiosa «con mis hijos no te metas». Pensé que todos estábamos de acuerdo en la importancia que tiene la educación en la formación de las más chicas. Las niñas y adolescentes son sujetos de derechos, por lo tanto, hay que brindarles herramientas para fomentar su autonomía, decisión y libertad, no quitárselas. El discurso que hoy muchos levantan, en nombre de la moral y un supuesto destino natural, acaba por justificar la exclusión, la desigualdad, y hasta la impunidad.
De hecho, UNICEF, en el marco de la Semana de la Prevención del Embarazo no Planificado en la Adolescencia (que va desde el 21 al 25 de septiembre), junto con FEIM y diez organizaciones no gubernamentales, llevan a cabo desde hace algunos años la campaña #PuedoDecidir. Según la página oficial (puedodecidir.org) el objetivo es «acercar a adolescentes y jóvenes información de manera clara, accesible, y de calidad, desde un lenguaje cotidiano y entre pares, para que puedan tomar sus propias decisiones sobre su sexualidad. Que tengan relaciones consentidas y sepan que pueden negarse a continuar una relación sexual si no quieren seguir». Este es un dato que no puedo dejar de mencionar.
¿Por qué lo hacen?
A continuación, algunas estadísticas que reflejan la gravedad del problema:
Recomiendo fuertemente la página de esta campaña para más información. No sólo explica los métodos anticonceptivos y las enfermedades de transmisión sexual, sino que también derriba algunos mitos sobre el sexo, y todo lo hace en un lenguaje más que accesible.
En Argentina, si bien tenemos la ESI y un Protocolo del Aborto No Punible, debo decir que no alcanza. Así como hay organizaciones a nivel local e internacional, dispuestas a luchar por el derecho a decidir, también hay un Movimiento Feminista que no para de crecer y que estuvo presente las 9 veces que se presentó el Proyecto de la Campaña por el Aborto Legal, Seguro y Gratuito en el Congreso.
Tenemos la oportunidad de cambiar las cosas.
El Estado tiene una deuda histórica, no sólo con las mujeres, sino con todas las niñas. Debe garantizarles una infancia plena, saludable y segura. Si no lo hace, entonces es el turno de las mujeres, como adultas, de luchar por ellas.
Porque son niñas, no madres.