LAS MUJERES DEL MAYO FRANCÉS
Ninguna mujer es recordada como líder del Mayo Francés, pero su presencia en las calles y en las protestas se hizo notar. Hubo un espaldarazo al feminismo. En la Francia anterior, las mujeres tenían que pedir permiso a sus maridos para poder trabajar; en la posterior, sólo siete años después, se aprobó el derecho al aborto.
En Final de cuentas, Simone De Beauvoir evaluó los hechos de mayo: “Los partidarios del orden vieron una explosión juvenil y romántica; en realidad fue una crisis de la sociedad, no de una generación”.
El rol de las mujeres
Imponían sus propias reivindicaciones; querían cobrar el mismo sueldo por la misma tarea, exigían condiciones de estabilidad laboral y seguridad social. Muchas mujeres pasaron de ser simples trabajadoras y amas de casa a asumirse como dirigentes, como en la fábrica Yema de la ciudad de Beçansenot.
La unidad se forjaba también entre hombres y mujeres. En un reportaje a un huelguista, publicado en Jeunesse Ouvrière, podía leerse: “A las mujeres les cuesta ir a la huelga. Esta vez salieron todas. Cuando se ocupó la fábrica, a la noche, ellas volvieron a sus casas. Los hombres comprendieron: ‘Es normal, nuestro lugar está aquí’. (…) Estamos cabeza a cabeza, y ya no hay lugar para las quejas que teníamos. ¡Esto tiene que continuar!”.
A fines de mayo se firmaron los acuerdos de Grenelle, pero en muchas fábricas la huelga siguió, con represión y un joven muerto como en Renault. No se consiguieron todas las demandas, pero ya nada sería igual.