La Revolución Sandinista (17 de julio de 1979 – 25 de febrero de 1990)
Un 17 de julio de 1979, el presidente y dictador nicaragüense, general Anastasio Somoza Debayle, conocido como “Tachito”, fue derrocado por los guerrilleros del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN). A los dos días, el Frente instaló su gobierno en Managua.
Augusto César Sandino
Augusto Nicolás Calderón Sandino, más conocido como Augusto César Sandino, fue un patriota y revolucionario nicaragüense. Fue el líder de la resistencia nicaragüense contra el ejército de ocupación estadounidense en Nicaragua en la primera mitad del siglo XX.
Por AS, boletera línea B
En febrero de1934, el coronel del ejército estadounidense Elias Riggs, respaldado por la Guardia Nacional nicaragüense, asesinó al general Augusto César Sandino, líder indiscutible de la resistencia a la invasión norteamericana de 1930 a su país. Comenzó así la dictadura de la familia Somoza, apoyada por los Estados Unidos. Los Somoza se convirtieron en una de las familias más ricas, controlando la riqueza nacional de Nicaragua para sus propios intereses y fomentando la corrupción. Durante los años 50 y 60 del siglo XX, la estabilidad del régimen dictatorial proporcionó gran desarrollo económico pero mantuvo a grandes masas de la población en la extrema pobreza e indigencia. En ese caldo de cultivo nació una oposición que tuvo varios fracasos iniciales. El Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) era una organización con referencias de las revoluciones cubana y argelina, con bases en las ideas y lucha de Augusto César Sandino.
El sandinismo fue derrotado por la dictadura en Pancasán en 1967 o la casa “Las Termópilas” en 1969, que fue televisado en vivo a todo el país. El pueblo fue testigo del valor de “los muchachos” del Frente Sandinista, como se los llamó amistosamente. A mediados de los años 70, parte de los empresarios del país y la Iglesia Católica se empiezan a alinear en contra del gobierno de Somoza. Se forma un movimiento de oposición dirigido por Pedro Chamorro Cardenal, dueño del mayor diario del país, La Prensa, tuvo el apoyo en las el gobierno de Jimmy Carter, que se había visto forzado a cambiar la política exterior norteamericana tras la derrota de Vietnam en 1975.
En 1978 es asesinado Chamorro, lo que desata un gran malestar entre las clases medias y empresariales del país. En febrero se produce una insurrección en Masaya y en agosto se realiza la toma del Palacio Nacional por una columna del FSLN comandada por Edén Pastora. La negociación para la liberación de los políticos secuestrados en el Palacio logró que muchos presos políticos fueran liberados y que se pudiera difundir un llamamiento a la insurrección del pueblo. La insurrección se fue generalizando y la represión gubernamental realiza ataques contra la población civil, lo que consigue apoyos para el FSLN y desata muchas protestas de terceros países para que el somocismo busque una salida negociada al conflicto. En marzo de 1979 las diferentes fracciones sandinistas firman el acuerdo de unidad y en junio se hace el llamamiento a la “Ofensiva Final” y se convoca una huelga general.
En la mañana del miércoles 18 de julio, los 3 miembros de la Junta, Sergio Ramírez, Alfonso Robelo, y Violeta Chamorro, dejaron Costa Rica, y se reunieron en León con Daniel Ortega y Moisés Hassan. Se proclamó a León como capital provisional, y la comunidad internacional los reconoció como el gobierno legítimo de la República. La Guardia Nacional se derrumba, y el FSLN entra en Managua el 19 de julio de 1979, poniendo fin a la etapa dictatorial. Asume las responsabilidades de gobierno la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional de cinco miembros. El coordinador de la misma, que hacía las veces de presidente, fue Daniel Ortega del FSLN, al que acompañaban Sergio Ramírez y Moisés Hassan, y el empresario Alfonso Robelo Callejas y Violeta Chamorro como independientes. Se estableció un Consejo de Estado con representación de varios grupos sociales (políticos, sindicalistas, mujeres, etc) y se dispuso que se funcionara como una legislatura hasta la convocatoria y celebración de elecciones.
Desde el triunfo mismo de la Revolución y el desmantelamiento de la Guardia Nacional somocista, grupos aislados de guardias con base en Honduras mantuvieron hostilidades armadas con el nuevo gobierno nicaragüense. A finales del año 1981 estos grupos armados recibían apoyo de la dictadura militar argentina y una ayuda secreta de los Estados Unidos. Los grupos contrarrevolucionarios se fueron alimentando de los descontentos con las reformas revolucionarias. Edén Pastora creó su propio grupo armado de oposición, en este caso con base en Costa Rica. También algunos grupos étnicos como los miskitos se sumaron a estos movimientos antisandinistas. A todo este conglomerado contrarrevolucionario se le denominó Contra (en contraposición de Compa acortamiento de compañero como se denominaban los sandinistas entre sí).
Desde la llegada al poder de la administración Reagan el apoyo a los Contras se generaliza e incrementa mientras que se bloquea y presiona al gobierno nicaragüense impidiendo la ayuda de otros países y diversos organismos e instituciones internacionales. Se estima que entre 1982 y 1990 los EE.UU. gastaron en el apoyo a la Contra más de 300 millones de dólares. El bloqueo de EE.UU. y la agresión armada debilitaron sustancialmente la ya débil economía nicaragüense. Las acciones armadas dañaron infraestructuras, impidieron la explotación agrícola y el comercio causando muchas bajas entre la población civil, forzando a mucha población a refugiarse en otras áreas del país o en el extranjero y obligando a destinar enormes partidas presupuestarias a la defensa y reconstrucción así como a tomar decisiones antipopulares como puesta en marcha de un Servicio Militar Obligatorio.
En 1984 hubo elecciones con el boicot de algunos partidos de la oposición, en las que Daniel Ortega obtuvo el 67% de los votos y el FSLN fue el partido mayoritario en el Parlamento con 61 escaños de un total de 96. Estas elecciones no lograron detener la agresión de la Contra. El gabinete se vio obligado a proclamar el estado de excepción para hacer frente a la agresión armada, donde se suprimieron algunos derechos civiles y se limitó la libertad de expresión, aunque el principal periódico de oposición La Prensa, con línea editorial cercana a la contrarrevolución, se siguió editando así como se mantuvieron emisiones de las cadenas de radio pertenecientes a la iglesia católica. En 1988 comenzaron las conversaciones para un proceso de paz que culminaron en las elecciones de 1990. El 25 de febrero de 1990 se realizan elecciones generales en las que el FSLN obtuvo el 40,82% de los votos en frente del 54,74% que consiguió la Unión Nacional Opositora (UNO), una coalición de 14 partidos encabezada por Violeta Chamorro y financiada y apoyada por EE.UU. Con el traspaso del poder a Violeta Chamorro se pone fin al periodo revolucionario.