DESCUBRIR LA HISTORIA

POR JORGE MENDEZ, TÉCNICO DE MANTENIMIENTO/TALLER CATEDRAL, SEC. DE FORMACIÓN.

Siempre se dijo que todos somos ignorantes de algo o de muchas cosas. Pero ese desconocimiento puede devenir de la voluntad individual o de una decisión política. Creo que el siguiente relato da cuenta de esto.

Eran días de vacaciones y la lluvia hizo que nos tuviéramos que quedar en el hospedaje.

Prendimos la televisión y en canal Encuentro estaban transmitiendo un tradicional festejo del pueblo más austral de la provincia de Buenos Aires. Ese pueblo era Carmen de Patagones, el llamado portal de la Patagonia.

El documental mostraba la celebración que se realiza en esa ciudad todos los 7 de marzo para conmemorar la batalla desarrollada en Río Negro en el marco de la guerra con Brasil.

El combate tuvo lugar entre los años 1825 y 1828, e involucró a los pueblos de Viedma y Patagones. La disputa era por la posesión de los territorios que corresponden a Uruguay.

Absortos, mirábamos las imágenes junto a mi compañera y nos decíamos: “esto jamás nos enseñaron en la escuela”. Entonces, nos propusimos como objetivo que el próximo viaje sería a Carmen de Patagones, justamente el día en que se conmemora la histórica gesta.

Hacia allí fuimos en busca de conocer y ser partícipes de esa celebración. Obviamente, antes nos pusimos a investigar un poco para ir más informados.

El 6 de marzo llegamos a Patagones y nos encontramos con dos pueblos movilizados. Desde el día anterior se venían desarrollando festejos populares en el predio de la ex estación del ferrocarril que concluirían en un acto oficial el día 7.

Es así que fuimos testigos de cómo dos pueblos, separados por el río negro, conmemoraban una batalla que pudo haber cambiado la historia de este país.

Recorrer el casco histórico de Patagones y toparse con las huellas de aquella época permite que conectarse con el pasado sea más tangible.

Entrar en esas pequeñas cuevas, conocidas como “Cuevas Maragatas”, construidas por las personas traídas por la Corona Española con la promesa de una mejor vida en estas tierras, y luego abandonadas a su suerte, resulta movilizante.

Lamentablemente no pudimos llegar hasta el Cerro de la Caballada, lugar donde se desarrolló la batalla final. El sitio permanece cerrado ya que se encontraron restos óseos de muchos años, los cuales son materia de investigación judicial.

En ese sitio emblemático, gauchos y mujeres derrotaron a un ejército que los superaba cuantitativa y cualitativamente.

La bravura de las y los pobladores, sumada a las condiciones del terreno, fueron determinantes para la victoria. El Imperio brasilero desconocía las bajantes del río y las embarcaciones quedaban encalladas. Esta situación obligaba a los milicianos invasores a avanzar a pie, provocándoles un enorme agotamiento físico, sumado a la faltante de agua y alimentos.

Luego de que abandonaron las naves, los pobladores prendieron fuego todos los pertrechos militares.

Cuentan que el rol de las mujeres fue muy importante, ya que al verse superados en cantidad por los invasores, ellas, por la noche, con trajes grandes y palos hacían guardia en el Fuerte, haciendo creer al enemigo que el lugar era una Fortaleza.

Visita obligada de la recorrida al casco histórico es la iglesia de Nuestra Señora del Carmen, fundada en 1780. Allí se encuentran otros testimonios de la guerra. Allí se pueden ver los estandartes del ejército brasilero que se conservan muy bien al costado del altar.

Este relato, seguramente con imprecisiones, no pretende ser una clase de historia, sino dar a conocer un hecho histórico que muchos ignoran y que claramente es consecuencia de la mirada porteñalizada o centralizada de nuestra historia, que no permite visibilizar estos y muchos sucesos que se han producido a lo largo y ancho de nuestro país.

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