Flor Vespignani, muralista, feminista, militante popular y artífice de la estación Darío y Maxi

Florencia Vespignani trabajando en un mural

“Soy docente en la escuela pública, militante política y artista popular”, dice Florencia Vespignani cuando se le pide que se presente. Y enseguida agrega: “soy feminista y me abrazo con miles de mujeres en esta lucha, por una vida más libre y solidaria.  Por eso también me sumo a la campaña por el derecho al aborto”

Florencia vive en  Avellaneda, un lugar donde además de su domicilio esta su corazón. Allí la entrevisto Aconplando caminata de por medio.

Militante comprometida, como parte de su lucha, pintó murales en las escuelas y en las calles con el colectivo Muralismo Nómade en Resistencia.

Milité muchos años en el Movimiento de trabajadores desocupados (MTD) de Lanús y en Frente popular Darío Santillán (FPDS). Allí aprendió la lucha territorial y piquetera. “La llevo en mi corazón junto a la memoria de Darío Santillán”, remarca emocionada. Muestra de eso son las intervenciones artísticas- como parte del Área de Cultura del FPDS- relacionadas con los asesinatos de Santillán y Kosteki.

¿Cómo empezaste a militar?

  •  Fue hace 20 años. Siendo docente artística que aun no ejercía, comencé en el MTD (Movimiento de trabajadores desocupados, en Avellaneda.

Te definís como feminista ¿siempre lo sentiste así?

  • Allá por el 2003 no nos identificábamos tanto con el feminismo. Pero ¿sabes qué paso? Dentro del movimiento piquetero teníamos asambleas, y las compañeras novenían porque no podían dejar a sus hijos.  Ellas, las que bancaban la lucha a full (porque el 80% del movimiento piquetero eran mujeres de barrio que no tenían nada) algunas eran violentadas y eran cuestionadas por salir de su casa, incluso no las “dejaban” salir. Sí podían cuando había que salir a los cortes que después tenían reivindicaciones, porque veníamos con cosas, bolsones etc, venían a los cortes con sus hijes porque eran las que se encargaban de elles.

 ¿Cómo nace el feminismo en los barrios?

  • Como una necesidad. En las primeras asambleas, en el Puente Pueyrredón, empezamos a preguntarnos entre otras cosas, sobre la decisión de ser o no madres y nuestra participación en el Movimiento. Entonces empezaron a saltar un montón de vivencias. La ayuda de una compañera que ya había participado de los encuentros de mujeres nos vino bien. Pero obviamente había resistencia de los varones y de otras mujeres, que en ese momento nos miraban mal.

– ¿De qué año hablamos?

  • El primer encuentro del que participamos fue en 2005. En 2003 las primeras asambleas de mujeres piqueteras. Ya éramos un montón. Teníamos esa composición territorial de barrio que antes no existía. Trabajamos mucho en la educación popular y eso tiene mucho de feminismo en un punto: hablarnos entre todos, respetar la palabra, interesarse por saber que piensa el que no habla. Hacer lo contrario de algunos dirigentes políticos que lo único que les importa es hablar y que los miren.

Feminismo y vida sindical. No parece una tarea fácil….

  • Abrazo el feminismo y me abrazo con miles de mujeres en esta lucha, por una vida más libre y solidaria. Hoy me encuentro en un espacio sindical docente y tenemos un espacio de mujeres, por eso también estudie ESI (educación sexual integral) , para poder llevar a la escuela, porque es fundamental para cualquier transformación social. En el movimiento sindical todavía sigue siendo difícil, aunque les paso la marea verde por encima.

 ¿Cómo son tus días en la docencia?

  • Disfruto mucho de les pibes. Considero la ESI (educación sexual integral) es una herramienta de transformación en las escuelas. Fue gratificante mientras se desarrollaron los debates por la legalización del aborto ver a las chicas movilizadas defendiendo sus derechos.También que traen dibujitos, pañuelos verdes, etc. El lenguaje inclusivo llegó a las escuelas  y, las pibas y los pibes de secundaria corrigiendo a los profes, muchos de ellos resistiéndose. Siento que si sos docente tenes que respetar lo que dicen los chicos, que lo plantearon fuerte. Todos nos tenemos que ir adaptando.

Tiempos de cambios….

  • Creo que si… Hay escuelas  que permiten la expresión, que son tolerantes y, se trabaja la convivencia de diversidad, de cambios de identidad de género, y de ruptura de los mandatos, de estereotipos.  Lo positivo de esto es que se genera más tolerancia hacia todos.
  • La idea es trabajar con perspectiva de género y contra la violencia machista. Las ideas machistas algunos chicos las reproducen porque es lo que aprenden en su familia, trabajar masculinidades porque muchos jóvenes expresaron que recibían violencia por no responder al canon de varones. Un ejemplo es el futbol. Si no les gusta, en algunos casos reciben violencia y hasta son discriminados. La violencia machista la sufren la mitad de los varones también.

 

¿Cómo crees que podría cambiar esta situación?

  • Seguir luchando por los derechos de las mujeres, y la igualdad. En educación se puede y se debe hacer mucho. Hay muches docentes comprometidos. También influye negativamente las condiciones de trabajo, sueldo bajo, muchos horas, etc… 
  • A los docentes les digo hagan reuniones de varones y hagan ustedes las reflexiones. Júntense, discútanle a los otros varones. ¿¿¿Nosotras tenemos que hacer todo el laburo??…
  • Pienso que podría existir una política sindical con los varones que quieran trabajar su masculinidad, ir rodeando a los violentos, no solo una política de mujeres empoderadas.
  • En el lugar de laburo si vos sos un violento, un desubicado, si todos tus compañeros te hacen el jueguito o, por el contrario, te dicen “para pelotudo”, un poco te puede llegar a poner un límite, porque también eso se da un montón en complicidad entre varones, donde todo es una gracia, a veces las violaciones se producen así.

¿Qué aporta el muralismo en esta lucha?

  • El muralismo es una herramienta muy versátil, artística, pedagógica y política. Somos una colectiva mixta pero la mayoría somos mujeres. Eso es importante porque visibilizamos el arte popular pero realizado x mujeres artistas.  En el muralismo y arte también hay luchas feministas que dar, ya que no escapa al patriarcado. Ese mural que vos decís (Isla Maciel) surgió de un debate interno y la conclusión de la reunión fue esa. “Hasta acá llegamos”. No aguantamos más ninguna.
Mural feminista en Isla Maciel

Se acerca un nuevo aniversario. Darío y Maxi no están solos.

  •  Sobre el puente ferroviario se encuentra el emblemático dibujo, inspirado en Mano con mano, el poema que Manuel Suarez les dedica a los compañeros caídos:

“Las balas aturden a la tarde, buscan invadir de silencio
el clamor de voces que cantan rebeldía”

  • Esa idea del arte como parte de la lucha, poniéndole símbolos, canción, emoción, es el espíritu de lo que hoy vemos en la estación.  Desde Juan Carlos Romero, pasando por compañeros de la Belgrano, compañeros de Rosario, compañeras chilenas, muralistas de Avellaneda, La Plata, Mural Media Sombra, Arte por la Libertad (Rosario), compañeros de la Ex-Zanon, fileteadores del conurbano, León Ferrari, Muralismo Nómade en Resistencia y otros aportaron su arte a este museo a cielo abierto.
  • -Estuvimos mucho tiempo reuniéndonos porque iban a hacer una remodelación de la estación y nosotros éramos parte de la negociación, nos convocaban siempre. Les dijimos “ustedes llegan a sacar algo y se los vamos a poner de nuevo”.  Hay bastante respeto por este espacio que creo que es por lo que significó, lo que se ganó y se peleó a muerte.

 

 

Andrea Álvarez, Melisa Rojas. Línea B