PARO HISTÓRICO EN EL METRO DE LONDRES: RECLAMO SALARIAL Y REDUCCIÓN DE LA JORNADA

POR SANTIAGO LECUNA Y JOAQUIN GARCIA CASTELLANOS, TRABAJADORES DEL SUBTE

Entre el 7 y el 12 de septiembre el subterráneo londinense estuvo de huelga. La medida se convirtió en un acontecimiento por su duración y por las demandas de los trabajadores. Además de mejoras salariales, exigen reducir la jornada laboral. A partir de un llamado a la negociación, volvieron a retomar tareas y están a la espera de una propuesta. Pudimos conversar sobre esto con Carlos Barros, miembro del sindicato que nuclea a los trabajadores del sector.

Carlos nació en Londres y se considera un hijo de esa ciudad. Pero sus lazos van mucho más allá de la misma Gran Bretaña. Su madre es boliviana. Ese vínculo latinoamericano lo acerca a nuestras tierras, le hace manejar el idioma español y también estar atento a lo que pasa en el sur del mapa. Es parte del Ejecutivo Nacional del RMT, el sindicato británico que reúne trabajadores de la actividad ferroviaria, marítima y del transporte. Dos miembros del RMT estuvieron en Buenos Aires durante el último noviembre en el Encuentro Internacional de Metros que AGTSyP organizó, donde subtes de todo el mundo intercambiaron sobre problemáticas comunes (tercerización, jornada laboral, condiciones de trabajo) y cómo las enfrentan. La relación con ellos no es nueva. En 2016, en Buenos Aires, AGTSyP y RMT armaron en conjunto el encuentro de salud laboral “Bob Crow”, histórico dirigente fallecido del RMT.

Desde hace 25 años que es conductor del Metro en la Línea Picaccadilly, que va del puerto hasta el centro de Londres. Y desde hace tres años está al frente de la región de Londres del RMT. En todo ese tiempo, según relata, nunca habían hecho un paro de estas características: “Tradicionalmente hacemos un día, como mucho dos días. Las reglas de huelga aquí son muy estrictas. Nosotros no podemos hacer, como hacen ustedes, de empezar a cierta hora y de terminar a cierta hora. Aquí tenes que tomar todo el día y se hace mucho más difícil organizarlo”. Ante esta imposibilidad, llevaron adelante una serie de paros rotativos no por línea, sino por puesto de trabajo. Esto les permitió que: “Si juntas distintos puestos que son críticos para el movimiento de trenes puedes extender la huelga, pero sin que les duela a los trabajadores con el sueldo”. Carlos admitió que: “Esto fue algo bastante nuevo para nosotros. Hubo muchísima prensa, muchísima presión a nosotros pero también al Gobierno y al Alcalde que maneja el Metro de Londres. Funcionó porque nos llamaron a una reunión para hablar de nuestras demandas. Veremos”.

Además de lo salarial, este reclamo tiene la particularidad de pedir por la reducción de la jornada laboral: “Siempre hemos tenido la demanda de 32 horas y 4 días a la semana. Hasta en nuestra bandera que llevamos a manifestaciones está escrito 32 horas y 4 días para todos los trabajadores Y eso ha estado en nuestra demanda desde el año 1992. En ese momento, a principio de los ´90, tuvimos 40 horas y bajó hasta 35 horas. Ahora queremos ese próximo paso”.

La pelea por la reducción de la jornada aparece en el horizonte de distintos sindicatos alrededor del mundo. En Argentina, los trabajadores del subte realizaron todo tipo de acciones para conseguir dos francos semanales. Tanto en Londres como en Buenos Aires, la reducción de la jornada laboral, tiene como uno de los objetivos preservar la salud de los trabajadores.

En el subte porteño, a partir de la evidencia de la presencia de asbesto en toda la red, se llevó adelante por impulso de AGTSyP un proceso de desasbestización que continúa. En el Metro de Londres también hay asbesto. Carlos explicó que los trabajadores ferroviarios tienen acceso a estudios médicos, pero no los del Metro. Sí ocurre eso acá, en Buenos Aires, con la Vigilancia Médica. Donde una parte de los trabajadores se realiza estudios todos los años, lo cual permite demostrar la relación entre las enfermedades y el lugar de trabajo. Para Carlos, en Londres no quieren hacerlo “porque saben muy bien los resultados a los que ustedes en Buenos Aires han llegado y pudieron probar que el asbesto te lo dio en el trabajo. Eso acá es dificilísimo, la ley está jodida y las empresas se esconden detrás de eso”.

Recibida la propuesta del Gobierno y de la operadora del Metro, los trabajadores la van a evaluar. Si no hay avances significativos, volverán a las acciones en una o dos semanas, tal como lo pide la legislación laboral de ese país.

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