CÓMO ROBAR UN POLVORÍN

EXTRACTO DE “ASTURIAS OCTUBRE 1934” (Editorial Planeta, 2013) POR PACO IGNACIO TAIBO II.

Valentín Dintén cuenta: “A fines de agosto en Avilés, un gallego de la CNT, un chaval de la Juventud Socialista y yo robamos un polvorín“.

Estaba en una cantera, donde almacenaban dinamita para usos comerciales, y nosotros, que ya la veíamos venir, tomamos la iniciativa por nuestra cuenta.”

Cruzamos al otro lado de la ría. Era noche cerrada. Llevábamos un formón. Robamos una lancha y luego caminamos por el monte, para que no nos vieran“.

El depósito tenía tres cerraduras grandes, de guardias nada. Pero con el jodido formón no podíamos… Vueltas y vueltas, pero nada“.

Total que había una casa al lado, y el formón sirvió para algo porque abrimos la puerta. Encontramos varios rollos de mecha, una caja de fulminante y el mango de una pala. Cargamos todo, y con el mango de la pala rompimos las cerraduras del depósito“.

¡Carajo! Había más de cuarenta cajas de dinamita“.

Nos sentamos en el suelo a pensar por qué éramos así de burros, y no habíamos traído un camión… ¡O dos!“.

Total, que nos echamos al lomo sólo siete cajas, y aún así no nos dábamos a basto“.

Por el camino dejamos cuatro en un calero antiguo, luego enterramos dos más en cucho de vaca; ahí cerca de una casa. Al final, estábamos tan cansados que el chaval de las Juventudes Socialistas y el gallego sacaron de la última caja un par de paquetes de cartuchos y se adelantaron“.

Me quedé solo a medio camino, pero no quería dejar la caja… ¡Tanto trabajo para nada! Primero, cerca de 40, luego siete, luego tres, luego una… Sólo faltaba irla a devolver. Y me quedé ahí, a esperar que pasara algo, porque yo no dejaba la última caja.”

Entonces, pasó un vendedor, se me quedó mirando, hablé con él, y me ayudó a esconderla.”

Al día siguiente fuimos a buscarlas y cuando llegamos al sitio donde habíamos dejado dos encontramos a unos chavalinos jugando con la dinamita, y a un hombre ya mayor que la había encontrado y nos riñó por haberla escondido tan mal. Y entonces con un coche de punto que manejaba un compañero de la Juventud Socialista recogimos todas las cajas que habíamos dejado y las escondimos, primero en una cuadra y luego en la casa de una tía de Fausto ‘el Boyero’.”

Total, el dueño no lo había denunciado porque era culpa suya por no tener un guardia allí como decían las ordenanzas.”

Otra vez me dijeron que si íbamos a asaltar una armería, yo dije: ‘Si no llevaís un camión, yo no voy’“.

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