CRÓNICA DE UN SUEÑO AZUL

POR AGUSTINA FORTES, GUARDA LÍNEA A.

Lunes 13 de octubre. 13 hs. Cabo Verde juega lo que será un partido histórico, tanto para su selección como para quienes la seguimos desde hace tiempo.

Me siento a escribir esta crónica de un partido que no fue solo la clasificación del país más pequeño en lograr un lugar en la Copa del Mundo, sino la consagración de una nación que vive, late y resiste desparramada por todo el mundo.

Cabo Verde tiene una historia de esclavitud, colonización y lucha. Fue colonia portuguesa hasta 1975, y desde entonces, símbolo de soberanía y amor por su bandera. En su selección hay una idea que conmueve: reunir a futbolistas nacidos en las islas y a otros que, como tantas familias caboverdianas, crecieron lejos de ellas, con raíces que se extienden entre continentes y generaciones.

¿Será por eso que me emociona pensar que parte de mi sangre viene de allí?

Mi abuelo llegó desde Cabo Verde siendo joven. Trabajó en barcos y dejó a su familia en las islas. Mi abuela era hija de caboverdiano. Recuerdo la sorpresa de la gente cuando contaba que mi familia venía de África. Y más todavía cuando decía que era de Cabo Verde. Nadie conocía ese nombre, ese archipiélago que para mí es historia, identidad y memoria. Hoy, ese nombre es mundial.

El primer tiempo fue tenso. Un 0-0 que se estiraba mientras Camerún y Angola jugaban el otro partido que podía definir nuestro destino (sí, dije nuestro). Pero a los tres minutos del segundo tiempo, Livramento abrió el marcador, y antes de los diez, Willy Semedo puso el 2-0. En el descuento, Stopira selló el 3-0 y la victoria definitiva.

Tanta fue mi euforia que mis compañeras de trabajo corrieron a mirar el partido. No festejaban solo por mí: entendían que estaba festejando por mi abuelo. Por esa historia que viajó en barco y que hoy, al fin, pisa tierra firme.

Mi abuelo jugó en un equipo de Cabo Verde cuando era joven. Hay una foto suya con las islas de fondo y el equipo al frente. Es mi foto favorita. La miro y pienso que, de algún modo, siempre estuvo esperando este momento.

El triunfo de Cabo Verde vuelve a gritar lo que el mundo necesita escuchar: los pueblos negros existimos, resistimos y estamos acá.

Quizás esta clasificación no sea solo un logro deportivo. Tal vez sea un pequeño paso hacia la reparación histórica que aún nos debemos.

Para vos, abuelo. Cabo Verde hoy es mundial.

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